sábado, 10 de julio de 2010

Mi hijo es el sol

Giro alrededor de él, no existo sin él, no tengo motivos, ni razones, ni sentidos, ni ganas, ni para qués.
No entiendo las ventanas, ni los aviones, ni los trenes, ni la televisión, ni el teléfono.
No entiendo las risas, ni las fotos, ni el agua, ni la luz.
No entiendo el universo si no es para explicarselo. No entiendo los números si no es para ayudarlo a hacer cuentas. No entiendo la literatura si no es para leer a su lado.
No entiendo las malas notas ni las buenas.
No entiendo que estoy haciendo frente a esta computadora, ni por qué estoy escribiendo.
No sé quién soy si no escucho a cada instante su voz llamandome mamá, si no me necesita, si no estoy pendiente de él, si no se enoja porque le digo que se bañe o que haga la tarea.
No entiendo la vida, ni la muerte, ni el dolor, ni la alegría.
No entiendo el sueño si no va a estar cuando me despierte y mucho menos entiendo el despertar.